En la región de Oriente próximo conocida como Mesopotamia (en las actuales Irak y Siria) una próspera civilización creó en el cuarto milenio antes de Cristo la escritura cuneiforme (con trazos en forma de cuña). Por primera vez un sistema permitía fijar textos, hasta entonces orales y sujetos a evolución y olvido. Gracias a la escritura cuneiforme conocemos textos que quizás son las primeras obras literarias escritas.
La literatura mesopotámica está compuesta por las obras que integran la cultura de sumerios, acadios, asirios y babilónicos
El Enuma Elish o Poema de la creación explica las ideas mesopotámicas sobre la aparición de los primeros dioses y la creación del hombre por Marduk, dios de Babilonia, con la piel del dios Kingu.
El Poema de Gilgamesh, de hacia el año 2000 antes de Cristo, es la obra más antigua conocida. En esta epopeya aparecen temas fundamentales en la literatura como el diluvio, el viaje o el miedo a la muerte. Gilgamesh, rey de Uruk, es un tirano. Los dioses deciden crear a Enkidu para que se enfrente con él. Pero el combate queda empatado y los dos personajes se convierten en aliados y realizan grandes hazañas juntos. Enkidu muere y Gilgamesh, desesperado, viaja en busca de la inmortalidad hasta que, a punto de alcanzarla, tiene que aceptar su destino y muere. La figura de Gilgamesh permanece vigente por su anhelo de escapar de la muerte y por la lección del poema acerca de que la inmortalidad es un don exclusivo de los dioses, por lo que es una locura aspirar a obtenerla.
Muy posterior a las obras mencionadas y de distinta naturaleza es el Código de Hammurabi, una recopilación de normas jurídicas. Fue escrito hacia el 1750 antes de Cristo por el rey de Babilonia Hammurabi y sirvió para unificar los códigos que existían en las diferentes ciudades del imperio babilónico.