Los dos núcleos de poesía lírica a que nos referimos, el gallego y el portugués, se consideran de influjo provenzal, ya que Provenza fue cuna de la poesía lírica europea medieval. El ambiente de Provenza, con un clima suave, riqueza y tranquilidad tenía los elementos propicios para el desarrollo de la lírica. Allí florece una escuela de trovadores cortesanos a partir del siglo XII. El primer trovador de nombre conocido es Guillermo de Poitiers, duque de Aquitania (1086-1127).
Las características más notables de la lírica provenzal son el artificio, la idealización de la mujer, la expresión rebuscada y la variedad y complicación de la métrica.
Podríamos señalar tres géneros importantes en esta lírica porque influyen en otras líricas románicas: la canción (de asunto amoroso), el sirventesio (de intención satírica) y la tensó, disputa o partiment (que versa sobre temas diversos).
El influjo de la lírica provenzal sobre Galicia se produjo a través del camino de Santiago. Y Galicia con Portugal forman una sola provincia poética.
La lírica gallego-portuguesa se divide en cuatro etapas:
- Periodo prealfonsino (1200-1245): en esta época las composiciones no tienen una gran perfección.
- Periodo alfonsino (1245-1280): es la época en la que surgen los poetas más notables y en la que se producen las mejores composiciones. En esta época reinan en la Península Alfonso X en Castilla y Alfonso III en Portugal.
- Periodo dionisiano (1280-1325): esta época recibe el nombre del rey Dionís de Portugal. Aparece una lírica menos interesante, ya que los poetas copian técnicas anteriores sin intentar renovarlas.
- Periodo postdionisiano (1325-1383): acaba en la fecha de la muerte de don Pedro, último trovador de la escuela gallega.
Después de esta fecha, la poesía gallega vivirá en la corte de Juan II, y algunas composiciones del Cancionero de Baena estarán escritas en gallego.
Los cancioneros se formaron porque juglares y trovadores entregaba “cadernos” o “rótulos” originales de sus composiciones a los señores que los protegían. Se reunieron en cuerpos poéticos aquellas obras sueltas.
La corte eclesiástica de Compostela, la corte castellana de Alfonso X o la corte del rey portugués don Dionís fueron lugares donde se inició esta empresa.
La poesía galaico-portuguesa nos ha llegado a través de cuatro cancioneros recopilados en el siglo XIII: Cancionero D’Ajuda, Cancionero Da Vaticana, Cancionero de Colocci Bracunti (llamado de la Biblioteca Nacional de Lisboa) y uno religioso que recoge las cantigas de Alfonso X el Sabio.
El de Colocci Bracunti tiene especial interés porque incluye un pequeño tratado de métrica que nos da a conocer los ideales compositivos de la época. Clasifica los géneros poéticos definiéndolos y dando la medida de los versos. Así tenemos poesía amorosa (cantigas de amor y de amigo) y satírica (cantigas de escarnio y de maldecir).
Al parecer las cantigas de amigo son los poemas más antiguos. Tienen origen popular, estaban compuestas para ser cantadas y bailadas. Las cantigas de amigo que se conservan están compuestas por hombres, aunque su protagonista es una mujer que expresa de forma recatada y triste sus sentimientos amorosos y la añoranza por la ausencia del amigo. Este casi nunca interviene en la cantiga, aunque sí la madre de la joven, que prohíbe la entrevista de los enamorados, comprende a su hija o es consejera para que la joven pueda atraer al amigo. A veces aparece también un confidente, que puede ser la hermana, la amiga o la naturaleza misma.
En otras cantigas encontramos el tema de las romerías, a las que acude la mujer para ver a su amigo o para pedirle al santo que él vuelva, por lo general porque se encuentra en la guerra o en la corte.
Hay unas pocas cantigas en las que la muchacha lamenta el desdén del amado.
La cantiga es una composición simple, destinada como dijimos a ser cantada, y que contiene paralelismos de ideas y palabras. Está formada por dísticos que riman, detrás de los cuales va repitiéndose un refrán.
Las cantigas de amor guardan mayor afinidad con la lírica provenzal. Es poesía puesta en boca de un hombre, ideológicamente más densa que las de amigo. Con un léxico más rico y más importante desde el punto de vista lingüístico.
El tipo de amor que se canta en estas composiciones es el cortesano. Se idealiza a la mujer que, por sus virtudes y su belleza, es una especie de semidiós, de manera que llega a cegar al poeta, quien se convierte en un vasallo de la dama. Muchos poetas de estas cantigas enfermarán de amor, con lo que llegamos a una característica de estas composiciones que es la cuita de amor.
El amor en los poemas provenzales se dirige a una mujer casada, pero en la lírica gallega no se especifica si la mujer a la que se dirige el poeta está casada o no.
Las cantigas de escarnio son importantes desde un punto de vista social, ya que dan noticias sobre personajes y costumbres de la época. Se trata de sátiras contra personajes o grupos sociales (mujeres, juglares, clérigos, hidalgos, etc.). En estas cantigas siempre se ataca a la mujer.
Las cantigas de maldecir contienen una crítica feroz y el nombre de la persona criticada.
Menéndez Pidal señaló que además de las raíces provenzales de esta lírica, aparecían en ella elementos populares.
Hay tres categorías de autores e intérpretes de este tipo de poesía: el trovador, el segrel y el juglar. El trovador es el autor de las cantigas, compone no solo la letra sino también la música que las acompaña (aunque esta música apenas nos ha llegado), pero conocemos el caso de Alfonso X el Sabio que solo compuso la letra.
El segrel era una clase constituida por escuderos e hidalgos que recorrían las cortes aceptando un pago por su arte.
El juglar era el encargado de interpretar los poemas, Dependía del trovador y del público al que debía divertir.
A finales del siglo XIV se seguía empleando el gallego, como sucede en los poetas más antiguos que fueron incluidos en el Cancionero de Baena.