Muchos de los escritores pertenecientes al grupo del 27 tuvieron una formación semejante y se relacionaron entre ellos a través, sobre todo, de la Residencia de Estudiantes, la universidad de Sevilla y las Revistas literarias.
La Residencia de Estudiantes, conectada ideológicamente con la Institución Libre de Enseñanza, fue el lugar donde se conocieron muchos de los componentes de esta generación. Unos residían allí como estudiantes universitarios (es el caso de Emilio Prados, José Moreno Villa o Federico García Lorca). Otros, aunque no eran residentes, la frecuentaban atraídos por el ambiente de inquietud y renovación que se respiraba en ella (como es el caso de Rafael Alberti). Desde su fundación, la Residencia se convirtió en lugar de creación y diálogo, especialmente entre ciencias y artes. Entre los estudiantes hubo figuras de relevancia, pero además se invitaba a sus salones a personalidades como Einstein, Marie Curie, Keynes o Le Corbusier.
En Sevilla coincidieron Pedro Salinas, que era catedrático en la Universidad, y Luis Cernuda, que aún era estudiante. Además, Vicente Aleixandre nació en Sevilla y Jorge Guillén fue catedrático de Literatura Española también en la universidad hispalense.
Tanto en Sevilla como en Madrid se celebró el centenario de Góngora. En el Ateneo de Sevilla se congregaron los principales poetas de la generación para celebrar el acto de homenaje al cordobés. Este acto ha quedado como un gesto simbólico y fundacional de la generación. Probablemente, al trasladarse a Sevilla, los diferentes autores no eran conscientes de la transcendencia que la historia iba a conferir a este encuentro.
Manuel Altolaguirre y Emilio Prados publican la revista Litoral en Málaga. Estos dos poetas protagonizan una dedicación entusiasta al trabajo de edición. El primer número apareció en 1926 e incluía colaboraciones de Lorca, Guillén y Gerardo Diego. A partir del segundo número aparecieron publicaciones de Alberti, Cernuda o Vicente Aleixandre.
Federico García Lorca colaboró en la fundación de Gallo en Granada. Solo se editaron dos números, en febrero y abril de 1928. A pesar de su corta existencia, reivindicaba un arte nuevo para su tiempo.
Aparecen varias revistas a lo largo de la geografía española, como Meseta en Valladolid (de la que se publicaron seis números), Parábola en Burgos (en la que colaboraron Concha Méndez o García Lorca, entre otros), Verso y prosa en Murcia (alentada por Jorge Guillén), o Carmen en Santander (publicada por Gerardo Diego y que entronca con las primeras manifestaciones del Creacionismo).
Gracias a la aparición de estas revistas, la difusión de la poesía del 27 fue mayor. Además, esto permitió un mayor contacto entre los poetas.