(Resumen para Bachillerato)
En el siglo XVI habría dos propuestas narrativas: la ficción idealista y la ficción realista. En la primera se incluyen diferentes géneros como las historias de caballería, la novela sentimental, la ficción pastoril, la novela morisca, la bizantina y la alegórica. En todos estos tipos el origen del protagonista es elevado, los ambientes están idealizados y se muestra una separación absoluta entre el protagonista y el universo novelesco. Suelen remontarse a un tiempo lejano, recogen acciones inverosímiles y el final muchas veces es abierto, lo que permitía continuar la historia.
Como decíamos, los géneros de la ficción idealista se pueden clasificar de la siguiente forma:
Novela sentimental
Se plantea en ella el amor imposible entre una doncella y un caballero. Los personajes suelen intercambiar cartas, con intervención de un intermediario que narra esas cartas cruzadas. En muchas ocasiones el final es trágico.
La madurez del género se produjo con Cárcel de Amor de Diego de San Pedro, en el siglo XV, y Grisel y Mirabella de Juan de Flores, de 1495. Posteriormente, destaca La cuestión de amor (1513), anónima, y la que se considera la última novela del género, Proceso de cartas de amores que entre dos amantes passaron (1548), de Juan de Segura.
Novela de caballería
Esta novela está influida por la literatura artúrica francesa. La historia se ubica en el pasado legendario y en lugares fantásticos geográficamente. El protagonista es un caballero andante que desea ayudar a los más débiles y vive una serie de aventuras maravillosas. Al caballero lo guía el amor hacia una dama, a la que dedica todas sus victorias.
Estas novelas se estructuran en sagas, entre las que destacan Amadís de Gaula, de 1508, que es una refundición realizada por Garci Rodríguez de Montalvo de un texto escrito entre los siglos XIII y XIV, a los que añadió la muerte del protagonista. El mismo autor escribió Las sergas de Esplandián (1510), hijo de Amadís y la princesa Oriana.
Novela pastoril
Estas presentan historias de amor entre pastores idealizados. El espacio, idealizado y tranquilo, está descrito como un Locus amoenus. A lo largo de la novela se analiza el proceso anímico del sentimiento amoroso. Tomó del neoplatonismo una nueva concepción del amor y la distinción en este del carnal, el virtuoso y el espiritual.
En la novela pastoril destaca Diana (1559), de Jorge de Montemayor, que presenta los diferentes amores de la protagonista; La Diana enamorada (1564), de Gil Polo, continuación de la obra de Montemayor; La Galatea (1585), de Miguel de Cervantes, con una trama principal y varias secundarias; y La Arcadia (1598), de Lope de Vega, con la que quería agradar al duque de Alba.
Novela morisca
En este género se produce la idealización de las relaciones entre cristianos y musulmanes durante la Edad Media. El final siempre es feliz. Suelen ser relatos breves que aparecen intercalados en otras narraciones.
En la novela morisca destacan la anónima Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa y la novela intercalada en el Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, titulada Historia de Ozmín y Daraja (1599). La primera de ellas es una novela fronteriza y se compuso entre 1550 y 1560. Lo más destacado es la generosidad con el vencido, además del tema amoroso. La obra de Mateo Alemán se incluye en la novela granadina. Incluida en el Guzmán de Alfarache, permite abordar una clave de la obra: la conversión del protagonista a los valores cristianos.
Novela bizantina
El desarrollo de la historia en este tipo de novela se produce a través de las peripecias descritas durante un viaje. El héroe es astuto dentro de la moralidad. En este género aparece un conflicto amoroso que permite mostrar la fidelidad de los personajes. El encuentro, la separación y el reencuentro de los protagonistas es el eje sobre el que gira el argumento. Al final, se producía el reconocimiento de los amantes a partir de algún detalle u objeto. Las obras solían comenzar in medias res.
En el siglo XVI encontramos Historia de los amores de Clareo y Florisea y los trabajos de la sin ventura Isea (1552), de Alonso Núñez de Reinoso, de la que se dice que sería una alegoría del exilio de los judíos expulsados de la península; y Selva de aventuras (1565), de Jerónimo de Contreras, que narra la peregrinación de Luzmán tras sufrir el rechazo de su amada Arbolea, que desea ingresar en un convento. Ya en el siglo XVII, grandes autores como Lope de Vega y Cervantes escribieron novela bizantina. Destacan del primero El peregrino en su patria, de 1605 (que transcurre en España), y del autor del Quijote la titulada Los trabajos de Persiles y Sigismunda, publicada en 1617.
Novela alegórica
Este género es propio del barroco y está basado en la alegoría, el simbolismo y la reflexión filosófica. Tiene una clara intención moral. Presenta una visión pesimista. Recoge el ingenio expresivo verbal y conceptual.
La obra que destaca en la novela alegórica del siglo XVI es la Peregrinación de la vida del hombre, publicada en 1552, de Pedro Hernández de Villaumbrales. Cuenta la peregrinación del caballero del Sol en una continua batalla contra los vicios. Pero la obra más importante de este género es El Criticón de Baltasar Gracián, publicada en tres partes entre 1651 y 1657.