En el siglo XIII floreció durante un breve período de tiempo un género de poesía religiosa que forma un grupo aparte e independiente del Mester de Juglaría y el Mester de Clerecía. Se trata de poemas narrativos en versos cortos sobre temas hagiográficos.
A pesar de su carácter narrativo, poseen un ligero tono lírico a través de sus versos. Solo conservamos dos de estos poemas: El Libro de la infancia y muerte de Jesús (Libre dels tres Reys d’Orient) y la Vida de Santa María Egipciaca. Ambos poemas se conservan en un manuscrito junto con el Libro de Apolunio.
El Libro de la infancia y muerte de Jesús fue publicado en 1814 y en un principio tenía el título de Libre dels tres Reys d’Orient, pero cuando Manuel Alvar publicó el poema en 1956, cambió el título por el que mencionamos, ya que el asunto de la obra está constituido por diversos episodios de la infancia de Jesús y termina con su muerte entre los dos ladrones.
Está compuesto por 242 versos que se agrupan en pareados y que oscilan entre las ocho y las nueve sílabas.
El tema central está constituido por el episodio de los ladrones, que es original respecto a textos franceses o provenzales sobre la infancia de Jesús. Algún crítico señala que el texto podría relacionarse con los Loores de Nuestra Señora de Berceo. Además tiene como fuente principal los Evangelios.
En la formación del poema confluyeron diversos elementos: el Mester de Clerecía, poemas de transmisión oral y motivos iconográficos. Se trataría de arte juglaresco, pero informado en fuentes clericales, de acuerdo con Manuel Alvar.
La Virgen tiene un papel muy importante en la obra, pero como falta su presencia activa, no llega a ser un poema mariano. La intención del autor es orientar la obra hacia zonas marginales de la vida de Cristo.
Cuando María deja de ser el motivo literario, los ladrones ocupan su lugar, sin que Jesús llegue a ser figura principal.
En el aspecto lingüístico, parece que el primitivo título en catalán se añadió después de copiar el poema. Pudo ser redactado a mediados del siglo XIII y fue copiado ya en el XIV por un escriba aragonés.
La Vida de Santa María Egipciaca probablemente se redactó a comienzos del siglo XIII y está compuesto por 1451 versos, que oscilan entre las nueve y las ocho sílabas.
La obra relata la leyenda de la famosa pecadora de Egipto, la desordenada vida de su juventud, su conversión, su penitencia en el desierto y su muerte.
Algunos críticos han señalado que Sofronio, arzobispo de Jerusalén, muerto en 638, fue el autor de la primera biografía de Santa María Egipciaca. Hubo muchas versiones de la historia en latín, griego y lenguas romances, y tanto en narraciones como en poemas. La leyenda fue también tema pictórico, ya que la vida de esta santa se convirtió en un arquetipo de mujeres arrepentidas.
El poema castellano tiene fuentes francesas, aunque no se sabe con seguridad cuál de los poemas sería la fuente concreta. El autor, no obstante, añadió versos y pequeños pasajes.
En esta obra aparecen elementos juglarescos, como las llamadas al auditorio, pero también elementos de clerecía. Además a la base clerical se superponen elementos populares, con los que se logra acercar el relato a la mentalidad de los oyentes.
La métrica es irregular. Y desde el punto de vista literario, destacan las descripciones: Perdió las carnes e la color/ que eran blancas la flor/ e los sus cabellos, que eran rubios,/ tornaron blancos e suzios.