Tras la muerte de Franco se produjeron las primeras elecciones democráticas en España, se promulgó la Constitución y se produjo una etapa de europeización que se tradujo en la entrada de España en la Comunidad Económica Europea.
Culturalmente nos situamos en la época desde la llamada movida madrileña a la tendencia denominada posmodernidad. Con estas tendencias se llegó a una contracultura, que rechazaba las tendencias anteriores y reflexionaba de forma irónica sobre el papel que la sociedad jugaba en la cultura.
En este contexto son esenciales el eclecticismo (con múltiples teorías y estilos) la intrascendencia (al no darse importancia o caracterizarse por la frivolidad) y la fragmentariedad (ya que solo se vería una parte considerada incompleta de una obra). Igualmente lo serán el escepticismo y la deconstrucción. Este último término parte de la filosofía y la literatura para aplicarse en otros ámbitos. Se trataría no de reducir las cosas a la nada, sino de ser conscientes y mostrar cómo se ha producido esa reducción. Así, los diferentes significados de un texto pueden descubrirse al descomponer la estructura del lenguaje que se ha utilizado.
Aparecen nuevas estéticas como la kitsch (con elementos que se consideran “horteras” o de mal gusto) y, a partir de ella, la variante denominada camp (arte popular basado en el humor y la exageración).
En este contexto se sitúa la poesía más actual, cuyos rasgos principales son:
- Frente al culturalismo de poetas como los novísimos, se produce una rehumanización, se reivindica la subjetividad, se recupera el yo y la experiencia.
- Se busca una poesía capaz de llegar a un público cada vez más amplio.
- Se produce una renovación en el lenguaje, que se aleja del hermetismo y busca un léxico cotidiano, incluso marginal.
- La visión de la realidad se aparta de la trascendencia y se utilizan el humor y la ironía.
- Se produce una honda preocupación social y existencial.
- Se incorporan temas y motivos alejados de los tradicionalmente poéticos.
- Aparece la metapoesía. Se juega con la tradición y la creación se convierte en un tema esencial.
Las diferentes tendencias que podemos observar en la poesía actual son la de la experiencia, el neosurrealismo, la poesía del silencio, la épica o coral y la poesía última.
La poesía de la experiencia fue la tendencia dominante durante las décadas de 1980 y 1990. Partían de la falacia y concebían el poema como un monólogo dramático. Los poetas se inspiraban en su propia experiencia y, dentro de ella, en sucesos cotidianos. Preferían los motivos urbanos y contemporáneos. El lenguaje utilizado por estos poetas era sencillo, cercano y con términos urbanos, marginales e incluso malsonantes. Los poetas alternan el verso libre con formas métricas tradicionales. Los principales autores dentro de esta corriente son Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Carlos Marzal y Benjamín Prado.
En los años 80 surgió la corriente del Neosurrealismo, que propugnaba una vuelta a las raíces de la poesía surrealista. También se defendía el valor de la imaginación frente al realismo que se encontraba en la poesía de la experiencia. En los poemas aparece la emoción, pero desde la irracionalidad y la ironía. Se utilizaban imágenes sorprendentes, con una visión onírica de la realidad. Los principales autores de este movimiento son Pedro Casariego Córdoba, Blanca Andreu, José Luis V. Ferris, Amalia Iglesias y Miguel Ángel Velasco.
La poesía del silencio o metafísica tiene como núcleo formal la depuración verbal, la elipsis. Existe una voluntad metapoética y un hermetismo creciente, con un afán reflexivo. En estos autores se observa la influencia de Jorge Guillén y José Ángel Valente, entre otros. La poesía se concibe como un instrumento de reflexión y conocimiento. Los poetas más importantes de la poesía del silencio son Amparo Amorós, Olvido García Valdés, Miguel Suárez, Ildefonso Rodríguez y Álvaro Valverde.
La poesía épica o coral intenta recuperar la memoria colectiva desde la introspectiva del yo poético. El paisaje adquiere un valor mítico y simbólico y el yo se fusiona con el entorno que lo rodea. Los textos poseen un tono casi ritual y se produce esa aproximación al acervo cultural colectivo. Los principales poetas dentro de este movimiento son José Luis Puerto, Julio Llamazares y Julio Martínez Mesanza.
En la poesía última se produce una proliferación de antologías, con múltiples tendencias y autores. Estos se encuentran en una edad próxima. Hay un regreso a la poesía de la experiencia, con una obra meditativa y conversacional. En el estilo se aprecian influencias del llamado realismo sucio de Raymond Carver o Charles Bukowski. Hay un predominio de la introspección y un intento de renovación lingüística, con la combinación del esteticismo y la realidad cotidiana. Ante la realidad histórica se oscila entre la negación del compromiso y el deseo de regresar a una conciencia crítica colectiva. Los principales poetas son Jorge Riechmann, Luisa Castro, Mariano Peyrou, Andrés Neuman, Javier Vela y Elena Medel.