(Nueva Gramática 2010)
Las construcciones comparativas establecen una relación de superioridad, inferioridad o igualdad entre dos magnitudes a través de ciertos procesos sintácticos.
Estas construcciones se clasifican en función de los cuantificadores comparativos que intervienen en ellas. Así tenemos comparativas de desigualdad (de superioridad, con “más…que”, y de inferioridad, con “menos…que”) y comparativas de igualdad (“tan…como”).
Las estructuras comparativas de desigualdad se dividen en dos partes. La primera abarca todo el segmento que precede al nexo comparativo. En ella aparece el grupo cuantificativo (el cuantificador y su núcleo) y el primer término de la comparación. En la segunda parte se ubican el nexo y el segundo término de la comparación.
El cuantificador comparativo (“más”, “menos”) es el único componente que no puede quedar tácito.
Los elementos omitidos se recuperan por el contexto y permiten interpretar la comparativa (“Hacía más frío dentro (que fuera)”).
A veces el complemento comparativo puede estar encabezado por la preposición “de” (“Recibió más dinero del que pensaba”).
La comparación de igualdad implica una equiparación del primer término con el segundo.
Se pueden establecer comparaciones de igualdad a través de “mismo” o “igual”.
Las construcciones superlativas incluyen el superlativo absoluto y el relativo. En el primer caso se expresa una propiedad en grado máximo. El relativo expresa una propiedad poseída por uno o varios individuos en un grado más alto que los demás miembros de un conjunto.
Hay tres componentes del superlativo relativo: el primer término, el grupo cuantificativo (construido con “más” o con “menos” y el complemento restrictivo, que es opcional y puede ser un grupo preposicional, un adjetivo o una oración de relativo (como en “el coche más veloz que yo haya visto”).
Las construcciones consecutivas son aquellas en las que lo elevado de una magnitud o de un cómputo se interpreta como causa de determinado efecto: “Gritó tanto que se quedó afónico”.
Constan de dos partes. En la primera se ubica el grupo cuantificativo (formado con el determinante “tanto/tanta/tantos/tantas/tan”) o el grupo cualificativo (“tal/tales”). La segunda parte está formada por una oración subordinada encabezada por la conjunción “que”.
Hay estructuras con valor consecutivo en el registro conversacional, como “está que se muere” (en lugar de “está tan débil que se muere”), y otras como “un+sustantivo”, “de un+adjetivo”, “un+sustantivo+tal”, “cada+sustantivo”, “sí+futuro de conjetura” (“si será antipático que nunca sonríe”), palabras interrogativo-exclamativas (“¡cómo estaría que tuvieron que internarlo!”) y artículo neutro en estructuras del tipo “lo fuertes que eran”.
Hay también consecutivas suspendidas, en la lengua coloquial, en las que se omite la oración subordinada encabezada por “que” (“dice tales disparates…”).