yernos ifantes de Carrión.
vieron por medio de la cort;
cuello, e adelinó pora el león;
llamando, ninguno non responde.
Vergüenza de los Infantes.
corte estaba espantada. Los del Campeador embrazan los mantos y rodean el escaño donde dormía su señor (para proteger su sueño). Uno de los infantes, Fernán González, no hallaba dónde meterse, ni encontraba la puerta abierta en torre ni en cámara; al fin, a impulsos del miedo, se agazapó bajo el escaño. El otro, Diego González, salió de estampida gritando a voz en cuello:
Milagros de Nuestra Señora – versos 525 a 564V
Era un omne pobre que vivié de raziones,
non avié otras rendas nin otras furcïones
fuera quanto lavrava, esto poccas sazones:
tenié en su alzado bien poccos pepïones.
Por ganar la Gloriosa que él mucho amava,
partiélo con los pobres todo quanto ganava;
en esto contendié e en esto punnava,
por aver la su gracia su mengua oblidava.
Quando ovo est pobre d’est mundo a passar,
la Madre glorïosa vínolo combidar;
fablóli muy sabroso, queriélo falagar,
udieron la palavra todos los del logar.
«Tú mucho cobdiciest la nuestra compannía,
sopist pora ganarla bien buena maestría,
ca partiés tus almosnas, diziés Ave María,
por qué lo faziés todo yo bien lo entendía.
»Sepas que es tu cosa toda bien acabada,
ésta es en que somos la cabera jornada;
el Ite, missa est, conta que es cantada,
venida es la ora de prender la soldada.
»Yo so aquí venida por levarte comigo,
al regno de mi Fijo, que es bien tu amigo,
do se ceban los ángeles del buen candïal trigo;
a las Sanctas Virtutes plazerlis há contigo.»
Quando ovo la Gloriosa el sermón acabado,
desamparó la alma al cuerpo venturado,
prisiéronla de ángeles, un convento onrrado,
leváronla al Cielo, ¡Dios sea end laudado!
Los omnes que avién la voz ante oída,
tan aína vidieron la promesa complida:
a la Madre gloriosa que es tan comedida,
todos li rendién gracias, quisque de su partida.
Qui tal cosa udiesse serié malventurado
si de Sancta María non fuesse muy pagado,
si más no la onrrase serié desmesurado,
qui de ella se parte es muy mal engannado.
Aun más adelante queremos aguijar:
tal razón como ésta non es de destajar,
ca éstos son los árboles do devemos folgar,
en cuya sombra suelen las aves organar.
Serrana de Malangosto
Pasando yo una mañana
el puerto de Malangosto
asaltóme una serrana
tan pronto asomé mi rostro.
-Desgraciado, ¿dónde andas?
¿Qué buscas o qué demandas
por aqueste puerto angosto?
-Me voy para Sotos Albos.
Dijo: -¡El pecado barruntas
con esos aires tan bravos¡
Por aquesta encrucijada
que yo tengo bien guardada,
no pasan los hombres salvos.
la sarnosa, ruin y fea,
dijo: -¡Por mi fe, escudero!,
aquí me estaré yo queda;
hasta que algo me prometas,
por mucho que tú arremetas,
no pasarás la vereda.
no me estorbes la jornada;
deja libre la carrera;
para ti no traje nada.
Me repuso: -Entonces torna,
por Somosierra trastorna,
que aquí no tendrás posada.
¡que San Julián la confunda!
arrojóme la cayada.
Y, volteando su honda,
dijo afinando el pedrero:
-¡Por el Padre verdadero
tú me pagas hoy la ronda!
hablóme la Chata luego
y hablando me amenazaba:
-Paga, o ya verás el juego!
Dije yo: -Por Dios, hermosa,
deciros quiero una cosa,
pero sea junto al fuego!
y te mostraré el camino,
encenderé fuego y brasa
y te daré pan y vino.
Pero, ¡a fe!, prométeme algo
y te tendré por hidalgo.
¡Buena mañana te vino!
le prometí un garnacha
y ofreció, para el vestido,
un prendedor y una plancha.
Dijo:-Yo doy más, amigo.
¡Anda acá, vente conmigo,
no tengas miedo a la escarcha!
y en su pescuezo la puso;
como algún zurrón liviano
llevóme la cuesta ayuso.
-Desgraciado, no te espantes
que bien te daré que yantes
como es en la tierra uso
en su venta con henoto
y me dio hoguera de encina
mucho conejo de Soto
buenas perdices asadas
hogazas mal amasadas
y buena carne de choto.
manteca de vacas, mucha,
mucho queso de ahumadero,
leche, natas y una trucha;
después me dijo: -¡Hadeduro
comamos de este pan duro,
luego haremos una lucha.
fuime desentumeciendo;
como me iba calentando
así me iba sonriendo.
Observóme la pastora;
dijo:-Compañero, ahora
creo que voy entendiendo.
dijo: -Luchemos un rato
levántate ya, de priesa;
quítate de encima el hato.
¡Por la muñeca me priso,
tuve que hacer cuanto quiso:
¡creo que me fue barato !
creía él mismo que también se lo podrían censurar con razón. Contó a Patronio de qué se trataba y le rogó que le aconsejase en este asunto.
experiencia, abrumaba a su padre en muchas cosas de las que hacía. Y cuando el padre hubo soportado largo tiempo este género de vida con su hijo, que le molestaba constantemente con sus observaciones, acordó actuar como os contaré para evitar más perjuicios a su hacienda, por las cosas que no podía hacer y, sobre todo, para aconsejar y mostrar a su hijo cómo debía obrar en futuras empresas.
caminar sin fatigarse, iba a lomos del animal. De nuevo preguntó el buen hombre a su hijo qué pensaba sobre lo que habían dicho, y este le contestó que parecían tener razón. Entonces el padre mandó a su hijo bajar de la bestia y se acomodó él sobre el animal.
preguntó aquel buen hombre a su hijo qué le parecía lo que decían estos otros, replicándole el hijo que, en su opinión, decían la verdad. Inmediatamente el padre mandó a su hijo subir con él en la cabalgadura para que ninguno caminase a pie.
tenía sentido, y te mandé subir al animal, mientras que yo iba a pie. Y tú dijiste que eso sí estaba bien. Después encontramos otro grupo de personas, que dijeron que esto último no estaba bien, y por ello te mandé bajar y yo subí, y tú también pensaste que esto era lo mejor. Como nos encontramos con otros que dijeron que aquello estaba mal, yo te mandé subir conmigo en la bestia, y a ti te pareció que era mejor ir los dos montados. Pero ahora estos últimos dicen que no está bien que los dos vayamos montados en esta única bestia, y a ti también te parece verdad lo que dicen. Y como todo ha sucedido así, quiero que me digas cómo podemos hacerlo para no ser criticados de las gentes: pues íbamos los dos a pie, y nos criticaron; luego también nos criticaron, cuando tú ibas a caballo y yo a pie; volvieron a censurarnos por ir yo a caballo y tú a pie, y ahora que vamos los dos montados también nos lo critican. He hecho todo esto para enseñarte cómo llevar en adelante tus asuntos, pues alguna de aquellas monturas teníamos que hacer y, habiendo hecho todas, siempre nos han criticado. Por eso debes estar seguro de que nunca harás algo que todos aprueben, pues si haces alguna cosa buena, los malos y quienes no saquen provecho de ella te criticarán; por el contrario, si es mala, los buenos, que aman el bien, no podrán aprobar ni dar por buena esa mala acción. Por eso, si quieres hacer lo mejor y más conveniente, haz lo que creas que más te beneficia y no dejes de hacerlo por temor al qué dirán, a menos que sea algo malo, pues es cierto que la mayoría de las veces la gente habla de las cosas a su antojo, sin pararse a pensar en lo más conveniente.
causar, que no os confiéis sólo a vuestro juicio y que no os dejéis engañar por la fuerza de vuestro deseo, sino que os dejéis aconsejar por quienes sean inteligentes, leales y capaces de guardar un secreto. Pero, si no encontráis tal consejero, no debéis precipitaros nunca en lo que hayáis de hacer y dejad que pasen al menos un día y una noche, si son cosas que pueden posponerse. Si seguís estas recomendaciones en todos vuestros asuntos y después los encontráis útiles y provechosos para vos, os aconsejo que nunca dejéis de hacerlos por miedo a las críticas de la gente.
buscad vuestro provecho y no os dejéis llevar.
Acordaos por Dios, señora,
quánto ha que comencé
vuestro seruicio,
cómo vn día ni vna hora
5 nunca dexo ni dexé
de tal officio.
Acordaos de mis dolores,
acordaos de mis tormentos
qu'e sentido,
10 acordaos de los temores
y males y pensamientos
qu'e sufrido.
Acordaos cómo en presencia,
me hallaste siempre firme
15 y muy leal,
acordaos cómo en ausencia
nunca pude arrepentirme
de mi mal.
Acordaos cómo soy vuestro
20 sin jamás auer pensado
ser ageno,
acordaos cómo no muestro
el medio mal qu'e passado
por ser bueno.
25 Acordaos que no sentistes,
en mi vida vna mudança
que hiziesse,
acordaos que no me distes
en la vuestra vna esperança
30 que biuiesse.
Acordaos de la tristura
que siento yo por la vuestra
que mostráys;
acordaos ya, por mesura,
35 del dolor qu'en mí se muestra
y vos negáys.
Acordaos que fuy sugeto
y soy a vuestra belleza
con razón;
40 acordaos que soy secreto,
acordaos de mi firmeza
y afición.
Acordaos de lo que siento
quando parto y vos quedáys
45 o vos partís;
acordaos cómo no miento,
aunque vos no lo pensáys
según dezís.
Acordaos de los enojos
50 que m'aués hecho passar
y los gemidos;
acordaos ya de mis ojos,
que de mis males llorar
están perdidos.
55 Acordaos de quánto's quiero,
acordaos de mi desseo
y mis sospiros;
acordaos cómo si muero
destos males que posseo,
60 es por seruiros.
Acordaos que lleuaréys
vn tal cargo sobre vos
si me matáys,
que nunca lo pagaréys
65 ant'el mundo ni ante Dios,
aunque queráys;
y aunque yo sufra paciente
la muerte, y de voluntad
mucho lo hecho,
70 no faltará algún pariente
que dé quexa a la'rmandad
de tal mal hecho.
Después que pedí justicia,
torno ya pedir merced
75 a la bondad,
no por c'aya gran cobdicia
de beuir, mas vos aued
ya piedad;
y creedme lo que os cuento,
80 pues que mi mote sabéys
que dize assý:
Ni miento ni me arrepiento,
ni jamás conosceréys
ál en mí.
[Cabo]
85 Por fin, de lo que dessea
mi seruir y mi querer
y firme fe,
consentid que vuestro sea,
pues que vuestro quiero ser
90 y lo seré.
Y perded toda la dubda
que tomastes contra mí
d'ayer acá,
que mi seruir no se muda
95 aunque vos pensáys que sí,
ni mudará.
Pues, ¿comprarlo de nuevo? ¡No mandó un maravedí en que caiga muerto!
y en luengos ramos vueltos se mostraba;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro
escurecían.De áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:
los blancos pies en tierra se hincaban,
y en torcidas raíces se volvían.Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol que con lágrimas regaba.¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño!
¡Que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón porque lloraba!
asentaba su jarro entre las piernas, y tapábalo con la mano, y así bebía seguro.
Tantas vueltas y tiento dio al jarro, que halló la fuente y cayó en la burla; mas así lo disimuló como si no lo hubiera sentido.
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música estremada,
por vuestra sabia mano gobernada.
el alma, que en olvido está sumida,
torna a cobrar el tino
y memoria perdida
de su origen primera esclarecida.
en suerte y pensamientos se mejora;
el oro desconoce,
que el vulgo vil adora,
la belleza caduca, engañadora.
hasta llegar a la más alta esfera,
y oye allí otro modo
de no perecedera
música, que es la fuente y la primera.
aquesta inmensa cítara aplicado,
con movimiento diestro
produce el son sagrado,
con que este eterno templo es sustentado.
de números concordes, luego envía
consonante respuesta;
y entrambas a porfía
se mezcla una dulcísima armonía.
por un mar de dulzura, y finalmente
en él ansí se anega
que ningún accidente
estraño y peregrino oye o siente.
¡Oh, muerte que das vida! ¡Oh, dulce olvido!
¡Durase en tu reposo,
sin ser restituido
jamás a aqueste bajo y vil sentido!
gloria del apolíneo sacro coro,
amigos a quien amo
sobre todo tesoro;
que todo lo visible es triste lloro.
Salinas, vuestro son en mis oídos,
por quien al bien divino
despiertan los sentidos
quedando a lo demás amortecidos!
semejaban dos vejigas de vaca secas y arrugadas; denegridos los labios, traspillados los dientes, la nariz corva y entablada, desencasados los ojos, la cabeza desgreñada, la mejillas chupadas, angosta la garganta y los pechos sumidos; finalmente, toda era flaca y endemoniada.
CAPÍTULO XLII
De los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien consideradas
hasta que el viejo Atlante esconde el día,
lloran mis ojos con igual porfía
su claro sol que otras montañas dora;
sale la noche perezosa y fría,
hasta que a Venus otra vez envía,
vuelvo a llorar vuestro rigor, señora.
ni el día me sosiega y entretiene,
ni hallo medio en extremos tan extraños.
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
Y ríase la gente.
Traten otros del gobierno
Del mundo y sus monarquías,
Mientras gobiernan mis días
Mantequillas y pan tierno,
Y las mañanas de invierno
Naranjada y aguardiente,
Y ríase la gente.
El príncipe mil cuidados,
Cómo píldoras dorados;
Que yo en mi pobre mesilla
Quiero más una morcilla
Que en el asador reviente,
Y ríase la gente.
De blanca nieve el enero,
Tenga yo lleno el brasero
De bellotas y castañas,
Y quien las dulces patrañas
Del Rey que rabió me cuente,
Y ríase la gente.
El mercader nuevos soles;
Yo conchas y caracoles
Entre la menuda arena,
Escuchando a Filomena
Sobre el chopo de la fuente,
Y ríase la gente.
Y arda en amorosa llama
Leandro por ver a su Dama;
Que yo más quiero pasar
Del golfo de mi lagar
La blanca o roja corriente,
Y ríase la gente.
Que de Píramo y su amada
Hace tálamo una espada,
Do se junten ella y él,
Sea mi Tisbe un pastel,
Y la espada sea mi diente,
Y ríase la gente
FRANCISCO DE QUEVEDO
A LUIS DE GÓNGORA
te vio la antigüedad, columna ardiente,
¡oh Vesubio, gigante el más valiente
que al cielo amenazó con diestra osada!
jardín piramidal fuiste, y luciente
mariposa, en tus llamas inclemente,
y en quien toda Pomona fue abrasada.
en eternos incendios repetidos,
y noche al sol y al cielo luces llevas.
pues yo en el corazón, y tú en las cuevas,
callamos los volcanes florecidos!
MUERTE
sombra, que me llevaré el blanco día;
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso lisonjera;
mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa:
Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido.
Polvo serán, mas polvo enamorado.
ya que me tratáis así
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
qué yo no gocé jamás?
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
(gracias al docto pincel),
cuando, atrevida y crüel
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto;
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?
aborto de ovas y lamas,
y apenas, bajel de escamas,
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad
del campo abierto a su huida;
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón,
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?
esta fiera condicion,
esta furia, esta ambicion,
por si alguna ve soñamos:
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta dispertar.
Sueña el Rey que es rey
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que á medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me ví.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.