Es una recopilación de cuentos en árabe de hacia el año 850. Sobre un fondo indio, se fueron uniendo narraciones árabes, hebreas o persas, escritas en un estilo popular y haciendo uso de dialectos. La redacción definitiva de esta obra, tal como nos ha llegado, sería posterior al siglo XVI. Provendría de una obra persa titulada Los mil cuentos o Las mil leyendas. Trataría sobre la historia de un rey, su visir, la hija de este (Chirazad) y una esclava (Dinazad).
Los cuentos que componen Las mil y una noches figuran entre las obras de mayor repercusión de la historia de la narrativa. A través de un argumento sencillo, se engarzan relatos de diversos géneros y temas, aunque se considera que hay cuatro tipos principales: fantásticos, de aventuras, realistas y de animales. En cualquier caso, se trata de los relatos que la princesa Scheherazada cuenta al rey Schahriar a lo largo de mil y una noches. Entre ellos se incluyen historias como Simbad, Aladino o Alí Babá y los cuarenta ladrones. Por un lado, los cuentos de esta recopilación son notables por resultarnos familiares y actuales. Pero, además, de ellos se desprende un concepto de narración especial.
En Las mil y una noches se configura una conexión implícita y fecunda entre narración, sexo y muerte, que ha permanecido desde entonces en los orígenes de la ficción en prosa. Tras ser traicionado por su esposa, el rey Schahriar decide castigar a todas las mujeres y adquiere la indecorosa costumbre de acostarse cada noche con una mujer virgen y decapitarla al día siguiente. El libro comienza cuando Scheherazada, hija del visir, se dispone a convertirse en su siguiente víctima.
Resuelta a no sufrir el destino de esas otras doncellas, Scheherazada concibe la idea de contarle historias al rey. Y tal y como ha planeado, esos relatos resultan tan irresistibles, eróticos, exquisitos y excitantes que, al finalizar la noche, el rey no se decide a matarla. Cada noche termina con un cuento inacabado y cada noche el rey aplaza la ejecución de su esposa para conocer el desenlace.
Las historias que Scheherazada inventa para continuar viva pertenecen a esa clase de narración que nunca llega a concluir ni alcanza nunca su clímax. Son historias recorridas por un deseo insaciable. Su carácter abierto e inacabado nos mantiene leyendo, ansiosos por escuchar más, tal y como le sucede al rey Schahriar.
El erotismo y la textura de los cuentos de esta recopilación proceden de ese deseo perpetuo, de ese temblor en el vértice del clímax y de la muerte. Los ideales y sueños de la humanidad se hacen realidad y en el libro acaban triunfando la virtud, el amor, la generosidad y el trabajo.