Diego de Saavedra Fajardo (1584-1648) fue un escritor español, canónigo de Santiago, diplomático en Roma, Nápoles y Sicilia y Consejero de Indias. Trató en Munster la paz tras la guerra de los treinta años y conjugó la diplomacia con la escritura.
Su activa vida queda reflejada en sus Cartas, de gran valor histórico, de las que se puede extraer el panorama de una etapa crucial en Europa y el retrato de la personalidad del autor.
La República literaria no fue publicada en vida de Saavedra Fajardo. Es una obra juvenil y satírica, a modo de sueño alegórico, donde el autor es conducido a la República de las Letras y en la que describe la vida de escritores y artistas, sus manías, plagios y convencionalismos. El autor realiza crítica literaria y suministra algunas informaciones curiosas sobre los personajes que menciona.
La obra de mayor interés de este autor es Empresas políticas (Idea de un príncipe político cristiano, representada en cien empresas), dedicada al príncipe Baltasar Carlos, en la que pretende dibujo, lema y glosa (empresa), que “por los ojos y por los oídos (instrumentos del saber) quede más informado el ánimo de V.A. en la ciencia del reinar, y sirvan las figuras de memoria artificiosa”. En esta obra destacan dos aspectos: su condición de tratado político-moral y la tendencia literaria que expresa el pensamiento bajo la forma simbólico-alegórica de empresas o emblemas. Con ella se inscribe en una larga tradición de tratados educativos para príncipes que floreció en el Renacimiento y que tomó un nuevo sesgo político en el siglo XVII. Saavedra parte de esa tradición para elaborar un ensayismo político distinto en la forma de la empresa: un grabado emblemático que sirve para el discurrir personal del conocimiento sobre la teoría y la práctica política. El género literario empleado es el emblema, de carácter moral y filosófico.
Podemos mencionar también La corona gótica, castellana y austriaca, historia de la corona austriaca, que escribió durante su estancia en Munster y que parece tener como finalidad la de atraerse la voluntad de los suecos, al mostrar su origen común con la casa de Austria. En principio se trataba de un repertorio biográfico de reyes godos, castellanos y austriacos, aunque solo apareció la primera parte (la Corona gótica), que recoge con criterios moralizantes y políticos la historia de los treinta y cinco reyes godos.
Fue Juan de Orozco y Covarrubias (1540-1610) quien publicó la primera colección de emblemas en España, en 1589. Sus Emblemas morales presentan como rasgos el laconismo y la oscuridad de sentido (su lema era “no sea tan claro que cualquiera lo entienda”). Esta obra consta de tres libros, uno teórico y dos prácticos. El primero es una introducción que ofrece un tratado de treinta y cinco capítulos acerca de la emblemática y sus relaciones. Los otros dos libros recogen, cada uno, cincuenta emblemas y sus comentarios.
Francisco Núñez de Cepeda (1616-1690) interpretó “a lo divino” la idea del príncipe político cristiano de Diego Saavedra Fajardo, adaptándolo a la vida de un príncipe de la Iglesia en Idea del buen pastor. Compuesto por cuarenta emblemas o empresas pinta el retrato de un buen obispo de acuerdo con las ideas de la Biblia y de los Padres de la Iglesia. Cada uno de los emblemas lleva un largo comentario. La portada del libro fue dibujada por Claudio Coello.