Cuando nuestros alumnos realizan una exposición debemos tener en cuenta el dominio del tema sobre el que versa dicha exposición, pero podemos observar otros detalles como el método usado.
Como ejemplo para evaluar una exposición oral podríamos considerar los siguientes puntos:
- Se dirige a sus interlocutores, se presenta y señala el tema sobre el que va a hablar.
- Anuncia las diferentes partes de su exposición, con introducción, desarrollo y conclusión.
- Habla despacio, con un ritmo adecuado.
- Vocaliza, articula con claridad.
- Entona bien y hay cambios en la entonación.
- Enfatiza las palabras importantes.
- No utiliza muletillas, como “¿vale?” o “¿no?”
- Dirige la mirada a diferentes personas del auditorio.
- Utiliza recursos gráficos, como power point o esquemas.
- Hace gestos para apoyar su discurso, pero con moderación.
- Se mueve cuando su exposición lo requiere y con sentido.
- Pone ejemplos y hace comentarios que captan el interés del auditorio y ayudan a entender mejor el tema tratado.
- Pregunta a los interlocutores con el fin de asegurarse de que siguen su explicación.
- Al terminar la exposición sintetiza bien las ideas.
- Responde a preguntas que surjan en el auditorio.
- Termina con un saludo y agradeciendo la atención prestada.
- El tiempo de la exposición ha sido proporcional y/o razonable.